sábado, 21 de abril de 2018

La clave es el proceso. Es el cómo.

El premio, cuando es dado únicamente por el resultado obtenido y no por el proceso (esfuerzo) para conseguir ese resultado, es, en sí mismo, una aberrante y peligrosa falacia.
El resultado no es lo único que importa; importa el cómo.
Si bien no cualquiera puede obtener determinados resultados (victorias, objetivos cumplidos, etc), la mayoría puede lograrlos ya que existen varias formas de alcanzarlos.
Aquel que carezca de ética y valores, usará cualquier medio para conseguir el desenlace anhelado; el fin justifica los medios como dice el diabólico dicho.
Pero lo que debería premiarse, es el alcanzar el resultado a través, únicamente, de la utilización de las herramientas dignas, legales, hidalgas y correctas.
Es que muchas veces, aquel que transita el camino con principios, no se lleva el premio, no se queda con el galardón.
Para esta enferma sociedad, es importante premiar el logro y no el proceso.
Concentrémonos entonces en el proceso y renunciemos a muchos logros populares. Éstos no son importantes, son efímeros y buscan elevarnos falsamente hacia un abismo del que sin lugar a dudas, seremos arrojados por aquellos mismos que con sus aplausos vacíos y engañosos, nos elevaron previamente.

La clave es el proceso. Es el cómo.



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martes, 3 de abril de 2018

parecer es mejor que ser ... al parecer

Cada día se nota más. El decir que uno no sabe de algo emana un olor a sangre captado por los lobos de la apariencia. El no saber algo es natural y nos permite aprenderlo, investigarlo, pensarlo. Pero qué queda para aquel que no reconoce desconocimiento, que de todo sabe y da cátedras? Queda el vacío, la incapacidad de aprender algo.
Muchos, los ignorantes, suelen confundir a la educación, a la intención de amenizar y contemporizar con cobardía. Estos ignorantes, pertenecen a la misma nación de aquellos otros ignorantes que al escuchar que alguien reconoce no saber algo, se hinchan e inflan de ínfulas de presunta sabiduría.
No conciben que alguien no sepa de algo, siendo ellos mismos pozos sin fondo de hipocresía y gran ignorancia; ya que aquel que no reconoce, nunca cambia, nunca adquiere.
Así que hace mucho decidí que si de algo no sé, digo que "no sé". No hay vergüenza en decir la verdad. Nadie puede ejercer en mi vergüenza ya que de nadie busco aprobación, sólo de Dios.


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